Debido al extremismo político y la crisis sanitaria, los estadounidenses residentes en España aumentan un 10% con respecto a 2019
Estados Unidos ha sido durante décadas el primer poder mundial y el destino de inmigración escogido por los ciudadanos de la gran mayoría de países del mundo: los denominados ‘dreamers’ emigraban desde todos los rincones del planeta a las tierras estadounidenses para cumplir el ‘sueño americano’ y conseguir mejorar la calidad de vida, sobre todo por las oportunidades de trabajo y el liberalismo que el país ofrecía.
Ahora, “para muchos estadounidenses, el sueño se ha convertido en pesadilla”, afirma Raisa Venermo, socia fundadora de AvaLanding, firma especializada en movilidad internacional para empresas e inversores extranjeros que buscan abrir negocio en España. El país ha visto subir su índice de mortalidad debido a la pandemia, llegando a ser el Estado con más muertes por COVID-19 en el mundo, con más de 360.000 fallecidos. El año de la pandemia para Estados Unidos ha significado también el ápice del extremismo y de la ‘white supremacy’, es decir, la supremacía de la ‘raza blanca’, que, entre otros factores, ha provocado una ulterior división radical de un pueblo compuesto por etnias variadas.
En esta situación, “a pesar de la victoria de Biden y sus intentos de unir el pueblo, Estados Unidos sigue siendo un país dividido que muchos americanos ya no reconocen como suyo y están pensando en probar sus alas en otros continentes, entre ellos Europa y en España”, asegura Venermo, que denomina este fenómeno como ‘TrumpScape’. De hecho, los últimos datos publicados por el INE referentes a 2020 señalan que los estadounidenses residentes y empadronados en España son 40.712, casi un 10% más con respecto al año anterior, en el que sumaban un total de 37.352.
La mayoría reside en las principales ciudades españolas: casi el 30%de ellos se encuentra en Madrid y más de un 20% en Barcelona. Aun así, en tercera posición se encuentra la ciudad de Málaga, que acoge a casi un 6% de los estadounidenses en España. “No es un dato que nos tiene que extrañar: los estadounidenses que vienen a España lo hacen a menudo por la calidad de vida que ofrece el país, incluyendo el clima y la gastronomía entre los factores principales”, explica Raisa Venermo.
Mudarse para evadir el caos político y social
Aunque actualmente están confinados y no puedan viajar, desde AvaLanding informan del aumento del número de estadounidenses interesados y sus solicitudes de información para investigar las posibilidades de emigrar a España: “Hemos notado que el número de consultas ha cuadriplicado en comparación con 2019, antes de la COVID-19, del movimiento ‘Black Lives Matter’ y los últimos desastrosos meses del mandado de Trump, con las consecuencias de su legado y la despedida con el asalto al Capitolio”, señala la socia fundadora de la compañía.
En este sentido, se trata de estadounidenses que podrían querer abandonar su país para llegar a Europa y evadir el caos político y social de Estados Unidos. Los perfiles que presentan esta inquietud son variados, ya que suelen ser empresarios, profesionales que pueden teletrabajar, personas que forman parte de la comunidad LGBTIQ+, jubilados y familias que quieren pasar en España un año sabático: “Se trata de perfiles que consideran que España es un país con una muy alta calidad de vida, ya no solo de fiestas y playa, sino un destino potencial de inversión y negocios”, evidencia Venermo.
¿Qué les preocupa a los estadounidenses que quieren mudarse a España?
Pese a la voluntad de moverse, las dos trabas que más les suelen preocupar al planificar el traslado es el tema de impuestos y los permisos de residencia y de trabajo.
Por lo que a impuestos se refiere, una vez que lleguen a España y residan por más de 6 meses al año, se convertirán en residentes fiscales, por lo que cambiará radicalmente su fiscalidad: tendrán que empezar a declarar en España su renta y propiedades mundiales, independientemente de su ubicación o procedencia. “Es una traba importante, pero con una buena planificación se pueden evitar los sustos”, apuntan desde AvaLanding.
En cuanto a extranjería, los ciudadanos estadounidenses pueden venir libremente a España como turistas durante 3 meses consecutivos, pero si quieren quedarse más tiempo, necesitarán un permiso de trabajo y residencia. En este caso, existen muchas opciones: “Si quieren invertir en el país o montar un negocio que interesa al Gobierno porque, por ejemplo, crea empleo, o si son trabajadores altamente cualificados, se puede conseguir el permiso de manera relativamente fácil”, explican.
Otra opción viable es el visado no-lucrativo, que permite residir, pero no trabajar. Muchos ciudadanos jubilados o las familias que vienen a pasar el año sabático, de hecho, optan por este último.